viernes, 31 de agosto de 2007

Rigor mortis del alma


¿Qué has entendido, pequeña?


Me dice que podemos luchar contra la enfermedad. Yo le dije que había pensado en morir y que eso era una cura perpetua.


¿Qué has entendido, que el miedo es lo único que te comunican mis palabras?


¿Qué ve cuando me oye sentado desaparecido para mí mismo? Pienso que un cuerpo. Pienso que ve un cuerpo, porque su reacción es la de otro. Las cosas tienen que estar ahí, ¿verdad?, ahí y no más allá. Las cosas deben poder cogerse. Si algo no se coge (abraza, besa) no es, ¿verdad?


Yo te explico que lo que no está ahí (ni aquí, por supuesto, aunque así lo pretenda) puede no solo ser más que las cosas tal como las piensas, sino que además tiene los mejores atributos (los dos primeros del decálogo de dios o el manual para acabar con la vida: omnipotencia y omnipresencia...). Es fuente de la palabra verdadera en tanto original (siempre, no obstante, repetida). Las confirmaciones que a ella se puedan agregar carecen de todo respeto y consideración (para el que las dice y para el que las recibe), dado que solo puede nombrarse lo que está para todos en un sentido convencional, y esto lo está en un sentido divino y, por tanto, subjetivo.


A medida que muero me acerco más a mi mejor versión.


¿Qué has entendido, pequeña?

El dios de los mensajes


Cuiden al enfermo. Díganle las cosas que covine que escuche. ¿Cómo pueden pretender que un enfermo llegue al equilibrio que nunca le han conocido? Nunca lo relacionan con la verdad, pero ya están medicando mentiras. Uno no tiene el privilegio de elegir la vida; la muerte, en cambio, está en nuestra manos.


Dios lo anuncia. Es el único dios de los mensajes de despedida. Por eso se puede vivir con una sonrisa y morir con la seriedad de la falsa sabiduría. Todo lo que debe saberse está contenido en ese punto final. Acierta el que reniega de la vida pensando en la muerte y el que reniega de la muerte pensando en la vida. Ambos tienen el mismo derecho, pero solo uno la capacidad de ejercerlo.


Dios lo anuncia cuando nos hace caducar y desaparece frente a nuestros ojos para instalarse, infinito, en la sensación de que.


Dios lo anuncia y dios, aquí abajo, lo escucha, a pesar de nuestros oídos destruidos por el miedo.

Segundo tiempo


No hay segundo sin primero, dirán, pero igualmente me asombra verme del otro lado de una línea que consideraba definitiva. No me permito la ingenuidad de lo Uno, tampoco la desfachatez de los niños, adultos y ancianos de los manuales de psicología. Mediando me erosiona la fe en que, en todo caso, saberme hecho o desecho me mantiene.


Estoy del otro lado, sin embargo. Algo comienza cuando algo termina. No es la primera vez que yo termino, pero sí me atrevo a considerar que este cambio, por primera vez, permite organizar mi vida en esos momentos que terminan, en el peor de los casos, en capítulos de biografías. Lo digo con la posteridad en la conciencia, con las ganas de seguir siendo yo, y por eso creo que es más cierto que nunca que estoy a punto de caducar, de salirme tanto de mi identidad como de las ganas que son el combustible que la alentó tanto tiempo y que ahora la consume.


Dos son las esquirlas de la muerte: el futuro y el pasado, todos.


pd.- Cualquier coincidencia con la canción "Marco se ha marchado" de Laura Pausini es lo que es y también escalofriante.

Pavesas


Conocí el significado de esta palabra hace casi diez años, en boca de un amigo que era capaz de esa palabra en una charla sobre pornografía y de muchas más imprecisiones (para colocarlo en términos simples, hoy es rey o presidente o el referente de ambos fantasmas). Me gustó. No le pregunté qué significaba por el obvio pudor de los que saben mucho menos de lo que quieren saber. Un diccionario barato, más tarde, fue suficiente para olvidar el sinsentido de la ignorancia, y desde ese día sé que pavesas significa pavesas.


Con ligeros matices, desde luego. La he visto revuelta en una que otra novela, y me ha parecido menos ambiciosa que la palabra de aquel día. Me ha parecido un fósil, mucha cosa y muy poca cosa.


Así hasta hace unos días, en los que sentí la necesidad de abrazarlas y perderme con ellas en el mar. Es la primera vez que una palabra me define con tanta intensidad, que una palabra salé corriendo del diccionario y me atraviesa.

miércoles, 29 de agosto de 2007

cosmos

Ella te lo explica:
un comienzo y un final. La vida
está de vuelta luego de que hemos
muerto
y nos seguimos moviendo avanzando
hasta el inicio con los talones
sobre el norte
los ojos cerrados para ver
que detrás de cada paso una
oportunidad ilumina su final.

domingo, 19 de agosto de 2007

Último abril

En tus manos


Esta noche vendrás como ayer. He prendido la lámpara que te gusta, la que te hace hablar sobre el pasado y sus profecías. Estarás quieta un momento, fingiendo que piensas, y luego olvidarás que te quiero mientras miras las nuevas fotografías. Yo, por mi lado, estaré en tus manos, rodando entre su sudor, porque no puedo esquivarlo, porque no me dejaste morir antes.

martes, 7 de agosto de 2007

Cómo sentir solo pena

Esa fue una pregunta que me hice durante mi última furia:
no buscaba más que perdonarme y la encontré cayendo, resonando
como una carta de plomo en el buzón viejo y sin fondo que espera
fuera de mi casa junto con los vientos roedores la respuesta
a lo que soy y sin más terminaré siendo:

una mujer que me siguió durante la noche
una mujer que decía saber los secretos innobles de mi familia
una mujer que era atractiva desde sus tinieblas más horrendas
una mujer con una silueta perpetuada en mis adentros, en mi infancia
una mujer de andar cansino, muerta de vida y de muerte

una mujer en la que advertí una lágrima,
pesada
lenta

la garúa de mi ciudad informe
bajo la que todavía duermo y sueño un despertar
a lo que soy y sin más terminaré siendo.

sábado, 4 de agosto de 2007

Más pruebas sobre la existencia de Dios

Amanecer así

(i)

Me he hecho solo,
ensimismado,
herido por una prisa no resuelta,
se dice,
duerme. Come
y duerme,
y no se permite un sueño.

(Las estrellas –arriba más arriba- siguen su curso inmóvil,
deletérea nocturnidad que lo observa impávida mientras
él esconde su cuerpo
del reloj.)

Aquí dentro el calor suda verdades.
Duermo.
No lo pregunto. No lo creo.

Prefiero en cambio sentarme callado
sobre imágenes.


Amanecer así será...

la boca
la cabeza vacía
hecha cenizas en el torrente.

Busca
antes de que el sol se confunda
con sus ojos,
el comienzo de mi voz insidiosa.

Entre penumbras,
un rostro,
una vocal.

(amanecer así...)

Languidece hasta confundirte
en los otoños acumulados.

Duerme.

Arriba, las estrellas empiezan a multiplicarse.

(ii)

Entre las piernas
reina el sueño
pienso el amanecer.

Pienso el amanecer
busco un nombre
ajusticiado por su anterioridad.

Saboreo la obscenidad de saberlo a pesar.

Las sábanas se levantan
un circo,
una pirámide,

un cohete
detenido por la atmósfera de calores inapelables,
yo.

Y a pesar,
la partida logrará este tiempo
la piel sebosa de mis párpados
no podrá montar
más homenajes

amanecerá.

Amanecer así será triste
Pero poco a poco dejo de oírme
y ese insulto sin destinatario
queda encerrado entre las cuatro paredes
me intimida
duermo.


Por dios

Antes que nada
que cualquier cosa
soy ateo,

lo que no quita
que sea nada: solo
lo posterga.

Así, cuando me veo jurando antes de confirmar
entre mis manos toscas, gordas,
fofas, como las de los ateos,
y te invoco
pienso:

existes para jurar,
quizá para que me perdone,

existirás siempre,
porque siempre juraré para que me perdone.

Desolado y sin más
recuerdo que soy ateo,
que los ecos de las iglesias
son claustros para mis mundanales especulaciones
sin amor.

Sin embargo,
sin embargo,
solo en aquel reguero
la sé presente, sé que
a pesar de,
por dios
y gracias a él,
no me molesta ser ateo.

Uso y abuso de los puntos suspensivos

Ayer leía
en el periódico
poesía.

Ayer leía
en las cartas de mamá
poesía.

Ayer leía
en mis apuntes
un recorte de periódico
un saludo de mamá.

De los atardeceres

I

Vuelve la pregunta sobre sí misma
en su cándido resplandor anidan cuervos
son las voces de otros sordos como ciegos
enterrados, en busca, de bruces, entre tanto.
Alrededor se agitan, huelen, subterráneos y explícitos
una justificación para sus huestes
sumos pontífices al nacer de un día

al nacer de un grito
siglas

Oigo que reclaman.

La voz enmudecida en sombras sigue quieta
la voz callada
busca una historia
ritual sin el peso de los hombres
tan de carne y tan de hueso.

Nadie más los necesita.
Nadie más es su virtud.

(Escrito y dirigido por Peta)

El día contigo


Si nos viéramos los dos solo un instante hablaríamos desde nuestros rostros aquella hora que sería un mes, una estación cálida, fría, definitiva y otra vez cálida, una vida entera, desde nuestros rostros, contra el tiempo, naciendo, inevitablemente viejos, muertos, abrazados.

Tríada de una cosa

El espejo está empañado

aquí, puedo señalarlo
justo aquí
-un punto-
con el dedo más largo
-ese que besabas hasta gastarlo,
y volverlo el más pequeño
incluso que el más pequeño-.

Espero al voltear tu rostro
el gesto indescifrable o cifrado
leyéndome en el espejo,

pero el vapor que apenas vemos nos evade, nos demora
y yo recién termino el mensaje
tu rostro con un gesto indescifrable
o cifrado.

Lo más trágico de hablar sola

es hacerlo acompañada.

La gente que deambula
que habla sola
puede ser heroica
llevarnos a las lágrimas:
da de tumbos
conmovedora
llevarnos a una risa muda:
conmovedora.

A menos
-siempre hay “menos”-
a menos que a su lado
se pinte la sombra de la locura
un cojear de pierna extensa
un malabarismo muscular
tan sano.

En ese caso
solo en ese caso
hablar sola
deja de ser una gracia
solo en ese caso
acompañada.

Malas compañías

Ayer aprendí a encender un cigarrillo
nada más.

Lo vi consumirse poco a poco
pitado por pulmones aéreos
solo, sin una boca,
sin un silencio o una tristeza o un frío.

Era triste. La verdad
era triste.

Entonces lo acerqué
despacio
sin compasión, si bien es cierto, pero despacio
y justo antes de besarlo
pensé:

nada más.

Lo dejé solo,
apagándose ya.

(escrito y dirigido por Peta)

Con escrúpulos o sin ellos

Esta noche que es madrugada que es día que es noche
a través
para siempre

contigo
sin ti

Voz y voto

De una conciencia en inflexión
de una protesta asolapada entre el ramo
de gracias correctamente combinadas
una naturaleza muerta o la naturaleza.

De un pedido en instancias varias veces negadas
vuelto crucifijo
invertido
vuelto madera y sangre.

De voz y voto
de su pedido
de una conciencia
como una naturaleza muerta.

Blanco en blanco

Hoy los médicos se han puesto de acuerdo:
hay colores buenos y hay colores malos.

Nada de preferencias:
el asunto es objetivo:
hay colores buenos y hay colores malos.

No se han pronunciado, sin embargo,
sobre otros epítetos
mansamente canonizados
por la memoria: la atroz flecha del estío personal.

En ella, el rojo está lloviendo
a cántaros
sobre estepas doradas que de tanto extenderse
no se ven

no se ven
no se ve
ni su color

El adiós invertido

uno de mis últimos inventos,
un suelo que asisto aparte.

Sin decoro
(casi sin esfuerzo)
hago el gesto escrupuloso
-meticuloso yo-
de moldearte un nuevo rostro en el vacío mis memorias
un camino con animales
que crecen hacia la tierra
alejándose del sol meridiano.

(-ahí dentro, con la cabeza como raíz, crece enredado tu nombre-)

creo saludarte, alzo la mano
como el primero
como el que nunca.

Primeros días de un mes

Fuera del paréntesis
entre dos vidas entre
dos instantes elongados por la prisa por
dos ojos por
las verdades seminales del mismo inicio

han llegado
(-y se irán-.)

Algunos recuerdos debajo de alguna mesa

Lo concreto pesa
está aquí junto a nosotros
mirando el movimiento
haciéndolo suyo
aquí.

Cada vida lo sabe: pasa
al lado rozando las comisuras
cuando cada momento es la confirmación
nuestra confirmación
de las cosas.

Habrá una pregunta contenida
en los golpes, en sus letanías (porque la materia
consta de una memoria privilegiada, de piedra,
de mundo)
en la fe que se rompre al sentir que la piel cubre
nada.

Estarás entonces presente
(-concreta-)
y yo podré volver a ti
como vine.