jueves, 27 de enero de 2011

Por qué vivir sin ojos

La belleza es la forma de un contenido tan sublime o sórdido como las emociones que logre despertar en quien la contemple. La belleza simula su propio dominio y en él nos pierde.

miércoles, 26 de enero de 2011

A favor y en contra del ad hominem

A favor: A veces se ve que hay detrás de un edificio de ideas una pequeña herida y mejor que tarrajear el edificio, capa sobre capa, argumento sobre argumento, es curar esa pequeña herida, salir del automatismo de retórica hipertrofiada, romperlo con un off topic, un abrazo.

En contra: Meter el dedo en la herida o, bajeza donde las haya, inventar la herida.

Enseñar (monólogo y memo y proclama -con cariño-)

Entonces tu mejor amigo habla mal de tu hermano, por poner un ejemplo, y por supuesto haces mala sangre y te duele el alma o le dices es que acaso nadie te ha enseñado que hablar mal de un familiar de tu interlocutor es poco delicado y que eso genera sentimientos parecidos al odio contra el maleducado en cuestión y que ese odio o pseudoodio dirigido contra un mejor amigo genera un tremenda confusión del tipo es mi mejor amigo pero lo odio por tanto no tengo mejor amigo o yo estoy mal por odiarlo o las dos cosas juntas y ves todo lo que generas por no haber aprendido a dejar la lengua quieta y digo dejar la lengua quieta por no decir la grosería que desde luego en estos momentos sería muy sano decirte, grandísimo mejor amigo?
Argumentadores del mundo: eduquen a sus rivales, no los derroten o busquen pisotearlos, no se guarden cosas, entréguense de la manera más auténtica posible a la discusión, dejen atrás el ego y compórtense con las maneras del sabio y noble sabio, porque la raíz de todo los conflictos es la falta de cariño y/o consideración.
El que deja de dar cariño comete el peor de los pecados. Siempre. Y el demonio es el que dice: "Ay, qué suceptible". El exceso (de delicadeza, de susceptibilidad) nunca será un mal: el mal es el chusco (son también demoniacos el picón y el envidioso, toda vez que han cambiado la caricia por el pellizcón, sobre la piel del inocente y la suya propia).
Hijos del resentimiento socioeconómico, moral y psicológico: arrepentíos. Al resto nos toca darles cariño hasta llegado el momento (el momento en que olviden haber carecido de amor o atención o el nombre que le pongan a la sensación de bienestar que da una caricia en el momento justo, u otro momento del que hablaremos luego).