Máscara del piel
los soles te amenazan con la sal de un mito al fuego.
Ciudades por venir se abren y gritan bocinazos
alegres del reloj y sus miserias y su siempre mismo sentido de reloj
empujándonos
como soldados de juguete que matan y marchan por las órdenes de sus piernas y
quién sabe qué más en los resortes o
por el amor que espera para alinear la sangre
cuando el sol se oculta a solas con los sueños
cuando ya no queda nada que llorar.
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