Para saber qué es lo más lejano que en estos momentos me afecta debo romper un espejo.
A los pedazos resultantes añadirles una simple pregunta, coda del silencio, por cada duda que alguna vez hizo sombra y hoy es un exceso de la verguenza.
La distancia se ha hecho en el tiempo dos pedazos más breves pero dos.
Tus manos regresan de color incógnito. Se han demorado tanto... No importa
entonces que se estrellen boquiabiertos contra las órbitas de mis despojos.
¿El revés de una fantasía?, ¿insulto para las verdaderas esperanzas?, ¿en qué mundo estoy, que me causa estupor todo menos las afrentas?
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