martes, 3 de julio de 2007

Alumbramiento de un astro

Primera instrucción del oráculo:
buscar, palpando las rugosidades del cielo
centurias
por venir,

(porvenir)

corroer su tan negada claridad!

primera condición del cielo:
desmenuzar la casualidad del oráculo
lo ojos postrados, sin dejar que los pies quepan

-sin más-

recoger a cambio las señales
que no tardarían en secarse o que no podrían ser menos
que las babas de una penosa libertad.

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