sábado, 14 de julio de 2007

El Dr. MTC por él mismo (1)


Reproducción íntegra de la primera parte de la última entrevista dada por Marco Tulio Capica en medios televisivos, sin las partes prescindibles, es decir, sin las preguntas del periodista culturoso. Pueden limitar su imaginación tratando de adivinarlas.


Respuesta: Podría resumirlo así: yo no respiro aire, yo respiro olores.


Respuesta: Si me dejas pensarlo un momento, tampoco te lo respondería. Pero podrías conocer mi cara mientras medito. Eso también es interesante.


Respuesta: Mi vida personal aparece en mis obras de la misma manera como las huellas digitales del ladrón en las escena de un crimen.


Respuesta: Se lo debo a mi madre, aunque no me lo creas.


Respuesta: Mira... No sé si ansiedad de la influencia... Ahora veo, sobre todo, ansiedad de la competencia. Es más vil y menos útil desde cualquier punto de vista.


Respuesta: Lo que he dicho está explicado en cada palabra y obviamente en todas juntas. Si te digo más, te digo otra cosa, y solo quiero decir lo que dije.


Respuesta: Me parece que es útil en la medida en que lo precedan algunas confirmaciones de otra índole, menos psicológica, si quieres. Solo así vale la pena tanto esa actitud como el centenar de enemigos que te compras con ella.


Respuesta: Admiro a muchos, pero sobre todo a sus libros. El escritor y el libro, cuando este es logrado, son realidades disociadas en casi todo lo que hace del escritor una persona decente. Por eso me puedo llevar bien con los libros, pero difícilmente con los escritories.


Respuesta: Vale como respuesta la que te di hace un momento.



Respuesta: Sí, esa.

Respuesta: Puede ser. Te regalo la posibilidad.





Respuesta: Siempre que entiendas por paz no una quietud de ánimo, sino la represión salvaje de la guerra.




Respuesta: El estilo no es otra cosa que la parametración absoluta de las decisiones escriturales. Lo que burdamente se conoce como inspiración es el caos y eso no es, nunca, libertad. La libertad puede surgir tanto de la rigidez más obtusa como del caos mismo, pero no es equivalente a ninguno de las dos. La libertad, como producto de una lucha, se gana constantemente y de manera más firme siempre que se conozcan las reglas que se están trasgrediendo.




Respuesta: ¿Alguien los conoce?... No lo tomes como un juicio de valor, por favor. Yo también soy un perfecto desconocido y sabes bien lo que opino de mi arte.




Respuesta: Porque tengo otras cosas que leer, simplemente. Las canteras de las que saco todo lo que escribo ya son, de por sí, inconmensurables. Hay aventura suficiente por esos linderos. Qué más puedo decirte... No somos eternos, ahí está la necesidad del arte, el hecho de que este sea tan atractivo e interesante, una constante pregunta por las miserias de la finitud y su negación atrevida y bastarda de por sí. Imagínate el arte de los dioses... Una pedantería absoluta y finales predecibles.




Respuesta: No tengo traumas más allá de los que me invento. El trauma es una facilidad de los psicólogos. Un grosería. Es como que el médico se detuviera en hacer teorías sobre los moretones, algo tan sencillo.




Respuesta: Estaba borracho.




Respuesta: También estaba borracho... y enfermo creo. Una de mis gripes anuales.




Respuesta: No, las borracheras son más frecuentes.




Respuesta: Trabajo en una novela, que es lo mismo que decir que no trabajo en nada en absoluto. Así es como las trabajo, distraído de su importancia. Si no, me queda muy solemne, tiendo a serlo. La vida es más grave y más cómica de lo que se presenta. Al saberlo, he deteriorado algunas de mis posibilidades estéticas. Por eso planifico mis proyectos con mucho cuidado, a sabiendas de que al primer indicio tremebundo puedo caer en pontificaciones absurdas. Es mejor que las palabras caigan solas, por peso propio, como una necesidad de la propia obra más que como una necesidad mía.

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