lunes, 9 de julio de 2007

Más canciones con océanos

orillas

ahogada,
comienza a esparcirte aquí!

vuelve:
cada plenitud ajena en estancias ajenas
es tu deuda y virtud de fragores escondidos:

-Nadie te vio salir. Nadar.

Nadie
vuelve
ahogada


última gota

Abriste el paraguas en el momento justo.

Casi todo era en el momento justo.

Verme.
Lavarme.
Enjuagarme.


piscis

Una voz ha querido que seas un nombre aquí abajo.

Yo, abecedárico,
sí con el abecedario a cuestas, pretendo la misma penuria:

Te saludo a gritos
a gritos me despido de mí…!

Debajo del agua las burbujas reemplazan las instrucciones que deberían acercarte!

Es gracioso,
lo sabes.

Me lo pides. Me acabo por completo.

-O así lo entiendo.-



El agua se apresura en su totalidad y ahí
El fondo de mortandad altera su enorme secreto de pasado del mundo.

(a punto de rendirme
un par de letras más)

(…)

Con otro nombre, te acercas.
Nunca fue tan innecesario un final.


Vaivén

La izquierda era nuestra dirección favorita. Caminábamos sin otra posibilidad de orden que girar hacia allá. Pero no nos sentíamos fatales: jamás la vi arrugar la frente cuando los pinos –los mismos pinos de la izquierda, siempre- repetían el tembleque estarse quieto de los vegetales y el viento. La novedad, viendo las cosas yo otra vez y otra vez tarde, en este después que me deja fuera de ella otra vez y otra vez tarde, debía estar en las historias que la hierbas parecían contarnos cada que los pies las arrugaban marchitando su soledad circular. Debían estar debajo, con los gusanos que esperaban nuestra concentración hasta el final, hasta el momento justo en el que se gastarían las expectativas –sí, las mismas- y quedaría solo la carne pegada una a otra –sí…- sin sueños, sin poder ver, pensar o contar memorias repetidas… Sin alcanzar el horizonte que nos prometía, allá hacia nuestra dirección favorita, un nuevo comienzo andando de espaldas a nuestros rostros deshechos por el frío.

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