viernes, 31 de agosto de 2007

Segundo tiempo


No hay segundo sin primero, dirán, pero igualmente me asombra verme del otro lado de una línea que consideraba definitiva. No me permito la ingenuidad de lo Uno, tampoco la desfachatez de los niños, adultos y ancianos de los manuales de psicología. Mediando me erosiona la fe en que, en todo caso, saberme hecho o desecho me mantiene.


Estoy del otro lado, sin embargo. Algo comienza cuando algo termina. No es la primera vez que yo termino, pero sí me atrevo a considerar que este cambio, por primera vez, permite organizar mi vida en esos momentos que terminan, en el peor de los casos, en capítulos de biografías. Lo digo con la posteridad en la conciencia, con las ganas de seguir siendo yo, y por eso creo que es más cierto que nunca que estoy a punto de caducar, de salirme tanto de mi identidad como de las ganas que son el combustible que la alentó tanto tiempo y que ahora la consume.


Dos son las esquirlas de la muerte: el futuro y el pasado, todos.


pd.- Cualquier coincidencia con la canción "Marco se ha marchado" de Laura Pausini es lo que es y también escalofriante.

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