martes, 18 de agosto de 2009

Porque la memoria

es una almacen de repeticiones que odiamos porque sabemos de qué van y de qué vienen y todo ello nos circula pasivo por las venas, sangre negra, espesa, para el dios de nuestros días dulce, su infinito recuerdo nos contiene y se atraganta. Lo recuerda todo: el paso, el segundo y la caída.
Yo tengo hambre de aquello, porque soy cada vez diferente y para cada vez hay un dolor único, y ya va siendo bastante, es hora de ver cómo sufro y no sufrir más.

No hay comentarios: