-¿Por qué estás triste, Chris?
-¿La verdad?
-La verdad.
-Pienso en otro.
-Otro… ¿otro hombre?
-Sí.
-Ok, ya veo.
-¿Estás molesto?
-No, para nada. Es lógico. Nunca esperé… Nunca esperé ser dueño de todo tus pensamientos. De hecho, cuando lo he pensado, me ha parecido algo más bien negativo.
-¿La fidelidad?
-No, no, no me malentiendas. Está bien ser fiel. Fiel a lo que uno quiere y a lo que uno piensa. Eso nunca va a estar mal, al menos hasta donde me alcanza la imaginación. Me refiero a dejar correr las nostalgias, los pensamientos. Sería aburrido que todo confluyera en mí. Pensarte en el mundo me gusta. Y parte importante del mundo son precisamente tus experiencias.
-Ah, ya.
-Otra cosa es que venga tu ex y te invite a comer al chifa y aceptes y yo pase por ahí en ese momento y luego la fatigante obligación de montar la escena del caso...
Momento de reflexión de Chris. Par de segundos. Termina:
-Pero… ¿Y si fuera pollo? ¿Si, en lugar de invitarme al chifa, me invitara a comer pollo?
Yo, conmovido:
-Diablos, Chris. Siempre dejas las preguntas más difíciles para el final.
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