A veces estoy del lado de la muerte y pienso
que las cosas no deberían ser eternas. Pienso
que este fulgor que me ensimisma
está bien para una tarde.
Que hoy tus ojos están más tristes y tus besos
saben a pura nada y a costumbre. Así lo deseo
y pienso: es justo que el tiempo sea todo lo grande:
no nosotros, que nada sabemos sobre lo que quedará
mañana.
No nosotros. No
nuestros besos o tus ojos que alguna vez
supieron pecar todas sus promesas.
A veces solo el tiempo solo y
a un lado yo y la muerte y esa triste espera que no nos acompaña.
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