viernes, 1 de octubre de 2010

Importancia de las palabras que importan (automáticamente)

En ese caso, pensemos en las preguntas: es el punto de apoyo del movimiento de todo el orbe. Y no pueden ser más ni menos que palabras.

Ahora bien, la pregunta es, también, un momento, un espacio. No es tanto alguien quien hace la pregunta, como el tiempo que se pregunta por sí mismo a través de ti. Así fue cuando alzaste la mano en el salón. Así será cuando viejo mires al cielo y preguntes, como todo niño, por qué.

Siendo así, la palabra, el lenguaje, existen para actualizar el programa este que llamamos mundo. Automáticamente. Y la belleza que despierta el ímpetu del tábano que se estrella contra lo ya dicho con dos signos de interrogación como único protector de cabeza no es más que la belleza del mundo, que gira sobre su propio eje cada que nos sentimos desfasados por la más pequeña de las incertidumbres.

El único agente es el tiempo.

Nota: la importancia de hacer una ontología con casos gramaticales y aprovechándose de la metáfora informática a la manera de los teóricos posfreudianos del sueño. Porque, nos guste o no, el mundo es una aparato que se mueve solo y nosotros somos, más o menos, baterías. Como alguna máquina que todavía no se inventa, pero pronto. Pronto.

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