miércoles, 18 de julio de 2007

Dispuesto


Ahora que lo pienso, a propósito de, estar dispuesto a escribir resulta solo de un qué decir, un qué decir que pesa e interrumpe, satura y con esas desdobla la conciencia. Yo me veo escribiendo para escribir, así como escribo para verme y en cada caso eso es algo que resulta en texto, algo dicho. ¿Qué presencia (en grado, en consitencia) adjunta ese resultado? No hay posibilidad de una psicología del arte en este nivel (posiblemente sí en cuestiones de respuesta, pero estamos hablando de los principios). Una metafìsica de la creación, como hijo de mi tiempo, me escarapela. Habría que ajustar cuentas con el prefijo "meta" y obviamente con la fìsica. Una semiótica de la creación cae mejor siempre que los esquematismos brillen por su ausencia: ¿semiótica trascendental, entonces?, ¿una en la que el signo depende de la conciencia y de la coincidencia antes que de la ciencia? Quedaría, más o menos, como una semiótica trascendental del signo patafísico, una paralógica de la creación de la coinciencia.


Su objeto: ese algo que es el todo de la creación (panteísmo en parte)


Su sujeto: el que escribe mientras imagina e imagina mientras ve (parte dialéctico, parte sincrético)


Su método: cualquiera que respete la temporalidad negada de la disposición totalizante del fragmento germinal (subliminal, enhorabuena)


El en sí de nuestro campo de estudio existe en la medida de que, y no más.

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