jueves, 19 de julio de 2007

Confesión de parte

Nunca había estado tan a gusto como aquí solo. Los demás, juntitos y de más, vistos desde, no son tanto la piedra en el zapato como el zapato que hace posible la piedra en el zapato: mis dedos sonríen la caída en el aire, la libertad y por fin poder hacer figuras de sombras sin la anestesia del cuero ni las mediaciones del jebe.

Creo, por fin creo, y, lo que es mejor, me olvido de que creo para creer por primera vez a cada momento. Pienso, por fin también, y, lo que es mejor, no sé cuánto, ni cómo, ni dónde, ni qué, ni para qué.

Quiero, me quiero solo y acompañado de tantos que sé que jamás me dejaran, que harán de la muerte un ritual con solución de continuidad.

En ese orden, por fin lo creo...

Creo-pienso-quiero que aquí solo hay todo: un cielo con techo debajo y Frank Zappa, las películas favoritas y el amor de mi madre y casi todos los otros desde ahí, escritura y lectura, vida sin envidia y envidia sin vida, teorías sobre todo lo que el universo ha dejado de ser o será cuando sea importante otra vez, un trabajo gustoso y un gusto trabajoso, sabores y olores saturados de ausencia, limpios, casi felices junto con los recuerdos que transportan, sí, el olor de las crayolas, las náuseas lejanas, los individuales apestando inutilidad, vida, vida por donde se le mire, escrita o no, vivida o no, vida, pensada, sopesada, corregida y aumentada, un descanso fuera de toda vacación, verdades crudas y cocidas, tus finales, que son mis mejores comienzos, mi vida, sí, mi vida, mi vida...

(Uno, de noche: no me traigas de nuevo, sea lo que fueres que me has dejado solo aquí. Quiero estar perpetuamente solo, creo, pienso.)

(Dos, por las mañanas: déjame siendo la simetría de mis formas, la altura que no sé alcanzar y me importa poco como altura, déjame intentarlo de nuevo recordando los apuros del nacimiento y la serenidad de la muerte bien venida.)

(Tres, sincrónicamente: ¿Cómo puedo explicarte que estoy aquí, por fin?, ¿cómo que prescindí de mí y estoy más vivo?, ¿cómo que me he reducido a nada y es suficiente?, ¿cómo que las palabras ya no tienen el refilón oscuro que me privaba de su uso cotidiano?, ¿cómo que lo paranormal es mi norma y que esta ya no existe?, ¿cómo que amo y me duele y amo?, ¿cómo que estoy acabando de empezar y empezando de acabar?, ¿cómo que como?, ¿como que cómo?, ¿cómo?)

Creo, pienso, quiero. Yo. En ese orden, sí. Yo. Por fin lo creo. Aquí. Más. Yo y de mí no queda nada, nada más que una parte.

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