lunes, 10 de mayo de 2010

De Esperando a los bárbaros (1980)

"No es que vaya a sucederme lo que le sucede a algunos hombres a cierta edad, un declive desde el libertinaje a la venganza por su deseo impotente. Si mi ser moral estuviera cambiando lo notaría; y además, no hubiera realizado el experimento tranquilizador de esta noche. Soy el mismo hombre de siempre; pero algo ha cambiado, algo me ha caído del cielo, al azar, de ninguna parte: este cuerpo en mi cama del que soy responsable, o al menos lo parece, si no, ¿por qué lo tengo conmigo? De momento, y quizá para siempre, estoy desconcertado. Parece ser lo mismo que me acueste junto a ella y me duerma o que la envuelva en una sábana y la sepulte en la nieve. No obstante, al inclinarme sobre ella y rozarle la frente con las yemas de los dedos, tengo cuidado de no derramar la cera".

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