viernes, 1 de octubre de 2010

Personaje y síntoma

Personaje: Quién podría pensar que el ignaro que llevaba dentro no era de ninguna manera un hecho primitivo, sino la elaborada versión de un ser que arrastraba décadas de espantos familiares, mal curados por colegios católicos de altas e inútiles paredes, jamás maculadas, ni es sus inferioridades, por las manos adolescentes que pretendían doblegar.
Síntoma: En el peor de los casos, el paciente verá correr su vida entre sus manos, como si de una ejército de hormigas infernales se tratara, y demandará el peor de los castigos para su propia impiedad, encarnada en la falta de paciencia acompañada con el síntoma definitivo de una úlcera.

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